jueves, 24 de marzo de 2011

Toda una experiencia.

Nos disponemos a escribir una de las experiencias más traumáticas que hemos vivido en los últimos meses: comer en Casa Gervasio (Alquezar, Huesca).

Traumática porque comprendimos que el comer es mucho más que llenar el estómago (algo que hicimos con todas sus consecuencias).

Cuando fuimos a Alquezar íbamos con una única premisa, comer en Casa Gervasio. Nos lo habían recomendado varias personas, habíamos leído que se comía mucho (y bien), demasiado; pero queríamos comprobarlo por nosotros mismos ya que, como hemos dicho, somos de buen comer.

Lo primero que tenemos que decir es que no reservan mesas, a no ser que seáis unos 20. Abren a las 13:30 y el comedor está en el piso de arriba. Hay que ir pronto ya que siempre está completo. Si es así, puedes aprovechar para visitar el bonito pueblo, disfrutar de su preciosa colegiata, visitar su estrechas calles románicas y volver un poco más tarde.
Dan comidas hasta tarde que es cuando suele haber alguna mesa libre.

Antes de estar sentados ni se nos había pasado por la cabeza el crear un blog así que, de momento, no hay fotos de los platos. Tendréis que fiaros de nuestro gusto y parecer.
El servicio no es muy espectacular. Es un sitio en el que están acostumbrados a tratar con decenas de personas al día y es normal que vayan deprisa o que estén pendientes de que queden mesas libres. Gracias a ello el servicio es rapidísimo y a los 3 minutos de aposentarse en la mesa ya se tiene un plato delante de los morros.
Recomendamos NO comer todo lo que se pone (aunque digan que es de mala educación) porque la cantidad es abundante y, además, hay muchos platos. Así que, sin más, os vamos a comentar cómo fueron los platos:

1º, Entremeses: plato de embutidos con chorizo, longaniza, secallona (longaniza curada realizada con el lomo y el jamón del cerdo, que aunque puede resultar un poco dura tiene muy buen sabor; muy típica de la zona), queso joven, queso curado... Plato con varias lonchas de jamón serrano (de compra).
Un plato con varios canelones de atún rebozados (2 o 3 unidades por persona).
Y lo que a nuestro gusto era lo mejor de los entremeses, un plato con varios patés caseros. Eran riquísimos, con gran sabor. Espectaculares.

2º, Cuchara: dos fuentes "a caramuello" (palabra aragonesa que significa "a rebosar", "hasta arriba"...) de garbanzos con mejillones y almejas y de judías blancas con chorizo. De cada fuente sacamos dos platos para cada uno. Dos de judías y dos de garbanzos. Las judías estaban más sabrosas que los garbanzos, tiernas, con mucho unto, así que aprovechamos la fuente de pan para catar el sabroso líquido.

Hasta aquí nuestros estómagos se reían de los consejos que nos dieron antes de llegar. Una chica, justo al entrar al restaurante nos dijo: "Más vale que vengáis con hambre...". Y qué razón tenía...

3º, Guisados: guiso de cordero, conejo guisado con almendras, guiso de ciervo y guiso de jabalí con setas. Lo que más nos gustó fue el jabalí. Estaba tierno para ser una carne, normalmente, dura.
Esta "sección" también incluía un plato de Bacalao Ajoarriero con el que también aprovechamos alguna rodaja de pan. Dependiendo de la zona (o el cocinero) se le suele añadir más o menos patata, éste en concreto tenía más huevo y menos patata. Aún así, riquísimo.

A partir de aquí empezamos a notarnos pesados. El estómago estaba al 98% y aún nos quedaba el último y casi definitivo plato.

4º, Brasas: fuente completa de costillas y chuletas a la brasa. Nos tocaban a 3 costillas y 3 chuletas para cada uno. La verdad es que estaban espectaculares, en su punto, aunque nosotros ya empezábamos a ver doble (120% de comida en el cuerpo). Pero siempre se agradece un poco de carne a la brasa para rematar una buena comilona.

5º, Postre: Tarta helada Comtessa, fruta... etc. También nos pusieron un platito con pastas de coco, almendras y piñones. Para pasar el mal trago.

6º, Cafés: Café a elegir y algo que nos sorprendió, la botella entera del licor que desees. Pedimos orujo y pacharán y, por arte de magia, aparecieron dos botellas en la mesa (sin contar la cafetera entera).

Durante toda la comida había una jarra de vino y una fuente de pan encima de la mesa.
Todo ello por 25€. Habéis leído bien: 25€.

Ya no nos podíamos mover, el estómago pesaba más que nunca. Así que descansamos charlando en la mesa y disfrutando del buen humor de "Gervasia". Estuvo discutiendo los procedimientos educativos con un antiguo profesor de su hijo. Ella, comentaba, le hubiera dado "buenos palos".

Un buen colofón para una buena comilona.

Todo lo que sirven es comida casera, como las de antes. Buenísima. En cantidades industriales, eso sí. Cuando recogían los platos siempre preguntaban si querías más, algo que descartamos.
El menú es ése. No hay platos para elegir. El sitio es acogedor y bullicioso. El pueblo precioso y la zona espectacular (muy transitada por aficionados a la escalada),.

Si tenéis la oportunidad de visitar la zona, no lo dudéis, acercaos y comed en Casa Gervasio.
Como anécdota contaremos que uno de nosotros salió doblado, literal. Entramos en una capilla para solucionar el entuerto. Eso sí, lo único que lo arregló fue una buena siesta (y no comer en dos días).

Sin duda, la experiencia traumática más bonita con la que nos hemos topado en mucho tiempo.

Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 5
- Cantidad: 10
- Calidad: 5,5
- Precio: 6

Valoración global: 6,5. Comida casera y muy abundante (demasiado). Un servicio correcto y precio asequible para toda la comida que incluye.

lunes, 21 de marzo de 2011

El pan nuestro de cada día.

Como buenos frailes no daremos mal.
Solo queremos publicitar de alguna manera, disfrutar y aprender de lo que para nosotros es uno de los mayores placeres de la vida: el arte culinario.
Poco a poco iremos desgranando, de la manera más objetiva posible, los lugares a los que nuestros nobles estómagos acuden. Comentaremos los mejores platos, las mayores panzadas, el buen servicio (también el malo) y todo lo que pueda servir para todos los aventureros de la gastronomía.
Somos gente corriente, de buen comer, con muchas tragaderas pero con gusto.
Necesitábamos expresar todo aquello que a partir de ahora aparecerá en este humilde rincón; así que sin más...

Muchas gracias y buen provecho.