martes, 22 de noviembre de 2011

El milagro asturiano.

¿Quien hubiera imaginado poder encontrar este tesoro gastronómico asturiano en plena costa mediterránea? Nosotros jamás, pero el milagro se dio y por casualidad, como dicen que pasan estas cosas.

Este verano estábamos andando tranquilamente por el paseo marítimo y las proximidades de la céntrica y bulliciosa "Playa del cura" (no podía ser otra para unos frailes como nosotros) de Torrevieja (Alicante) cuando vimos por casualidad un pequeño local llamado "D´Pablo" situado muy cerca de la Avenida de los Marineros.
Desprendía un olor a sidra hipnotizante. Además, en la puerta, había un cartel que decía algo así: parrillada para 4 personas 28€, compuesta de panceta, lomo, morcilla, chorizo, churrasco, chuletillas, ensalada y patatas. Interesante; pensamos. Pero ese día nos depararía una sorpresa mucho mayor.
La parte posterior del cartel decía algo como esto: cabrito asado para 4 personas + ensalada + patatas + postre por 32€. Después de frotarnos los ojos durante un par de minutos hicimos lo que cualquier buen fraile haría, o sea, pedir una mesa y sentarnos a cenar. Solo quedaba una mesa libre y no era en terraza, así que entramos al pequeño comedor del restaurante con ganas de comenzar la comilona.
En la mesa de al lado se encontraba una pareja que, inconscientes, pidieron un cabrito para ellos solos pensando que el plato sería más bien pequeño. Nada más lejos de la realidad. No se habían comido ni una cuarta parte de la pieza y ya nos miraban con cara de pedir ayuda, aunque en su favor diremos que ni los 2 mejores frailes se podían terminar semejante cabrito asado.
En un principio lo que nos animó a entrar en el restaurante fue el cabrito pero viendo la comida que pasaba delante de nuestros ojos hacia otras mesas no teníamos muy claro qué pedir así que pedimos consejo a la simpática camarera que nos dijo: "aquí todo está bueno, pero el chuletón de ternera asturiana es el plato estrella.". Se nos pusieron los ojos como platos y accedimos a su sugerencia.
De repente trajo a la mesa el gran invento del escanciador "Isidrin" con su botella de sidra correspondiente y una pieza de carne de casi 2 kilos para ver si era de nuestro gusto. Ufff... un chuletón de 2 kilos...
Hay que decir que el precio del chuletón va por kilos y cambia dependiendo del mercado. Aquel día estaba a 18€.

Como no nos gusta esperar sin picar, pedimos una ración de mejillones para matar el rato (y llenar el estómago). Y... vaya ración! Una cazuela enorme de mejillones al vapor por un precio de 6€. La cantidad de mejillones que había en esa cazuela era casi 3 veces la de una ración de mejillones de cualquier otro bar. La impresionante calidad y el precio hacen imprescindibles pedirla.
Una vez terminados los mejillones, llegó el chuletón acompañado de una ensalada y patatas. ¡Qué nervios!
La pieza de carne era enorme, pero se quedaba pequeña al lado de su calidad y su sabor. Todo eso, sumado a su perfecto punto de preparación, hace que estemos en posición de afirmar que es el mejor chuletón que hemos comido jamás (y van unos cuantos ya entre pecho y espalda). Éste sobresale por encima del resto en todos los sentidos: sabor, preparación y precio.
Después de terminar el magnífico chuletón y de bebernos 2 botellas de sidra llegaron los postres.
¿Qué podemos decir? Pues que estaban todos buenísimos, aunque eran enormes para estas alturas de la noche. Aconsejamos compartir. Cualquier tarta (de manzana, de queso, de fresas, de chocolate, de naranja) está buenísima.
Un broche de oro a una noche gastronómicamente redonda. Y además, barato. 58€ para 4 personas.

Después de una de las mejores jornadas gastronómicas de nuestras vidas solo se nos ocurrió volver al día siguiente a rezar otra vez al lugar donde se había obrado el milagro, así que reservamos mesa para comer.
Somos así de... ¿viciosos?
En esa segunda visita también estaba "Isidrín" y los mejillones al vapor, pero esta vez cambiamos el chuletón por un cabrito asado acompañado de ensalada y patatas.
El cabrito es una de nuestras carnes favoritas y en esta ocasión volvió a demostrar el por qué. Carne sabrosa, jugosa y muy bien asada.
El postre fue compartido y el precio fue de 36€ (4€ más por la sidra).
Con todo ello nos fuimos bien comulgados para casa con la agradable sensación de haber descubierto este restaurante, lleno de deliciosas sorpresas.


Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 8
- Cantidad: 8
- Calidad: 9
- Precio: 9

Valoración global: 8,5. Paraíso gastronómico a un precio inmejorable y con un servicio amable, simpático y cercano. Las carnes son increíbles y los pescados con buena fama. Raciones y postres enormes y de gran calidad. Por poner un pero, el sitio no destaca por su gran decoración, pero para nosotros es un mal menor. Imprescindible reservar, sobre todo los fines de semana.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Verde que te quiero verde.

Los que son de comer carne y no han ido nunca a un restaurante vegetariano se llevarán una gran sorpresa, al menos si van al restaurante "La Olivera" situado en Nueno (Huesca). No os vamos a engañar, era la primera vez que íbamos a un restaurante de este tipo y salimos encantados.
Este restaurante tiene algo especial, no sólo por el buen hacer de sus platos, sino también por lo bien llevada que tiene su temática.

Tiene una decoración interior preciosa, ambientado en la plaza de un pueblo, con sus pájaros, muros de piedra, fuentes, ventanas... Eso sí, la zona decorada es algo pequeña, con unas 4 o 5 mesas, sin embargo, el restaurante es algo más grande.
En cuanto a comida, y aunque parezca mentira (para los que no estamos acostumbrados), es muy variada.
Desde la típica ensalada a una musaka de berenjena con carne vegetal, que bien podría pasar por carne animal. Pero bueno, de comida empezamos a hablar ahora.

Como decimos, la carta es muy variada, aunque no tiene muchos platos para elegir. Eso sí, todos excelentes.
De primero podemos elegir la riquísima "ensalada de tomate rosa de Huesca con nueces, tosta con olivada y queso de rulo a la plancha". Ideal para compartir; además, todos los ingredientes son buenísimos. Especialmente el queso con ese punto a la plancha que siempre queda bien en una buena ensalada. Puedes aliñarla a tu gusto, por supuesto.
Existen tostadas u otras opciones como el pan con tomate que también son buenas opciones para compartir como entrante o como primer plato.

Ensalada de tomate rosa de Huesca con nueces, tosta con olivada y queso de rulo a la plancha

Podemos elegir platos como "raviollis de berenjena y requesón con salsa de queso parmesano". Sorprende la cantidad de combinaciones que ofrece algo vegetal con cualquier queso. La combinación es siempre acertada y ésta no es menos. La salsas son excelentes aunque ofrecen relativamente poco pan.

Raviollis de berenjena y requesón con salsa de queso parmesano

El "arroz de dos colores con espinacas y calabaza" resulta muy agradable al paladar ya que puedes mezclar los sabores a tu gusto porque el plato viene dividido con los dos arroces ya cocinados. El de calabaza es muy suave y la cebolla rehogada que le acompaña liga bien el sabor.
Otro buen plato para elegir como entrante es la "lasaña de crema de espinacas, calabaza, piñones y pasas con salsa de cabrales". Quizá con demasiada salsa pero con una gran elaboración y servida en tartera de barro. A primera vista el plato puede parecer pequeño pero este tipo de comidas llenan mucho el estómago y no es necesario mucho más.
Como hemos comentado, de segundo podemos elegir una "milhojas de berenjena con carne vegetal picada y pisto". Plato sorprendente ya que la carne vegetal es un producto muy utilizado en este tipo de cocina pero que nosotros desconocíamos (ignorantes...). Muy buena textura y buena preparación. La salsa, como siempre, exquisita. Un plato que resulta copioso así que puedes reservarte un poco para el postre.
Hay varios platos que están en menú pero no en carta, como los "canelones de calabaza con piñones". Espectaculares.

Milhojas de berenjena con carne vegetal picada y pisto

Para terminar todo este festín podemos elegir un "crepe con bola de helado de manzana verde sobre crema de natillas" o "helado de mango sobre sopa de chocolate negro con canutillo de chocolate blanco". Este último puede resultar algo empalagoso por la gran cantidad de chocolate, aunque a quien le guste el chocolate...
Todas las tartas son caseras y muy ricas. Llama la atención la dedicación con la que decoran los platos: animales, flores, paisajes... todo ello con lineas de caramelo liquido o chocolate. Se agradece.

Tarta de queso casera con ralladura de almendras

Concluyendo, el restaurante "La Olivera" es bueno en casi todos los sentidos; muy bueno.
El servicio es simpático, educado y atento, aunque cuando hay mucha gente (por las prisas) cometen algún desliz.
Y el precio es muy económico. Cada uno de los platos que hemos comentado (menos los postres, que son más baratos) suelen rondar los 8€, así que si compartes un primero y eliges cualquier segundo y un postre puedes salir por unos 15-20€. 

¡Viva el verde!


Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 7
- Cantidad: 7,5
- Calidad: 7,5
- Precio: 8


Valoración global: 8. Buena selección de productos. Espectacular decoración. Servicio atento. Económico.

viernes, 7 de octubre de 2011

¡Recórcholis! ¡Caracoles!

"El Fetra" es un hotel restaurante situado al pie de la carretera nacional N-330a en la entrada de Yequeda, pueblo a pocos kilómetros de Huesca.
Tiene un plato estrella que le ha dado al restaurante la fama que tiene por la zona; los caracoles.
Plato que en otras zonas se elabora solo guisado o en arroz aunque por esta zona se elaboran también a la brasa, acompañados de una salsa alioli a la que llaman "ajoaceite".
El restaurante consta de dos comedores en el que entran bastantes mesas pero si son fechas destacadas es muy recomendable reservar primero para no llevarte sorpresas. El servicio es atento si no hay muchos comensales.
El precio no es muy económico si vas de carta. La media son entre 30€ y 40€, pero casi todo el año tienen algún menú especial de temporada que ronda los 25€ y que está muy bien, el menú del día son 15€. Hablando de la comida mencionábamos antes el plato estrella, los caracoles, pero para nosotros tienen otro plato que está igual de bueno o incluso mejor; los mejillones. Están preparados de la misma manera que los caracoles y merece la pena probarlos si vas a este restaurante.
Las carnes son realmente buenas. Tanto el solomillo como el chuletón son productos excelentes. La elaboración de las carnes también influye en la aglomeración de mesas ya que, como todo el mundo sabe, una buena carne necesita su tiempo. Normalmente suelen poner esmero y casi siempre están muy bien preparados.
Si estás atento a los menús de temporada puedes ir cuando tengan los caracoles en ese menú y podrás degustar una ración de caracoles, una de mejillones y un entrecot por unos 25€, que es un precio muy razonable para la calidad de los platos que incluye el menú.
Si no te puedes esperar a que salga ese menú de temporada o las fechas en las que estás por la zona no coinciden con ese menú, el precio subirá unos 10€ aproximadamente, pero quizás haya merecido la pena.


Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 6
- Cantidad: 7
- Calidad: 7,5
- Precio: 6

Valoración global: 7. Gran calidad en todos sus platos sobre todo en los caracoles y los mejillones a la brasa y en todas sus carnes. Si coincides con menú de temporada el precio es razonable para lo que vas a comer (unos 25€) si vas de carta el precio puede parecer un poco excesivo.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Brasa, brasa... ¡Ven a mí!

Si te gustan las carnes a la brasa, los ibéricos, las patatas asadas o las tostadas, el "Merendero El Temple" es tu restaurante.
Está situado en el casco viejo de Huesca, cerca del Monasterio de San Pedro el Viejo, donde descansan los restos de los reyes de Aragón: Alfonso I el Batallador y su sucesor Ramiro II el Monje.
El restaurante está decorado de manera rústica y el servicio es algo informal.
Tiene un pequeño comedor a pie de barra y en la misma sala se encuentran también las brasas donde puedes ver en todo momento la elaboración de las carnes.
De primero es obligatorio una ensalada tanto como entrante como para acompañar y suavizar las carnes.
La típica ensalada aragonesa de la zona, por ejemplo, es muy completa: espárragos, huevo duro, cebolla, tomate, olivas, bonito, etc... Aunque no encontramos gran diferencia con la ensalada ilustrada, salvo el precio. Se puede pedir alguna ración más ya que las tostadas o los pimientos asados a la brasa son muy ricos. Aunque, cierto es, que no tiene excesiva variedad de entrantes.
Otra recomendación es pedir pan untado en tomate ya que es una excelente acompañante para el plato fuerte, el de carne, que por otro lado es el plato estrella de la casa.
En carnes tienes una variedad que va desde la longaniza, costillas de cordero, chuletón o el popurrí. Es un plato que aconsejamos pedir si no lo tienes claro o si te gusta la variedad porque se compone de morcilla, chorizo, longaniza, costillas de cordero y panceta, todo ello a la brasa. El plato también incluye trozos de torteta dulce, que es un plato típico altoaragonés, y todo ello acompañado de unas riquísimas patatas, por supuesto.
Lo que mas destaca del plato, para nosotros, es la longaniza, que sin llegar a ser de la calidad de la del salto de Bierge tiene un punto muy bueno. Las tortetas y las patatas también se agradecen en el plato.

Popurrí de carne a la brasa

Creemos que es un sitio donde se puede ir a comer por placer o si tienes algún compromiso que no sea excesivamente serio. El servicio no destaca demasiado y las mesas están muy juntas y tienen mantel y servilletas de papel, algo que nos recueda quizás a un merendero como el del artículo de los patos en Segovia o el del salto de Bierge más que a un buen restaurante como Doña Taberna, donde se cuidan mucho más todos esos detalles. El precio quizás es lo que hagan mejor a este sitio, ya que por ejemplo la ensalada aragonesa, y el popurrí con pan, vino, agua y café son unos 15€ por persona y seguro que sales sin hambre.


Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 5
- Cantidad: 6
- Calidad: 5
- Precio: 6

Valoración global: 5,5. Servicio muy discreto en un sitio acogedor, con unos precios asequibles y una calidad más o menos razonable. Si estás cerca y tienes ganas de brasa es una buen opción cantidad-precio, pero no va a destacar en mucho más.

martes, 6 de septiembre de 2011

Y entre plato y plato...

Otra de las paradas obligatorias si estás por la provincia de Huesca es la visita de Aínsa. Precioso pueblo medieval, con un patio de armas y una plaza realmente dignas de ver.
A escasos 5 kilómetros y no muy lejos del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido se encuentra la localidad de Labuerda y ahí podemos visitar la "Fonda Carrera". Un restaurante con varios comedores de pequeño tamaño pero bien acomodados y una carpa en el patio donde también sirven comidas si el tiempo acompaña. ¡Ah! Y una descuidada zona de bar.
Se aconseja reservar ya que siempre suele estar lleno (sobre todo en época de verano), y aún así suele retrasarse la hora de la comida por la gran afluencia de gente. Es un restaurante para ir sin ninguna prisa.

El menú se compone de un primer y segundo plato a elegir, y entre los dos platos principales ponen lo que ellos denominan el "pica pica", que explicaremos más adelante.
Los primeros platos suelen ser siempre a elegir entre algún tipo de pasta, algún caldo, algún plato de cuchara o alguna ensalada. No suelen ser platos que destaquen demasiado pero se dejan comer y matan el gusanillo hasta que llega el pica pica.
Algunos ejemplo de los  primeros platos son: crema de calabacín, sopa de pescado, canelones de espinacas, pasta a la carbonara, ensalada de patata y bacalao a la vinagreta, ensalada de pasta...

Ensalada de patata y bacalao a la vinagreta

El pica pica se compone de pequeños platos que te van sacando en lo que se prepara el segundo. Suelen variar de una vez para otra pero principalmente es una ensalada para compartir, paté casero, bandeja de embutidos y 3 platos con las tapas que tengan preparadas ese día, es una magnifica forma de esperar al segundo plato, y quizás sea una de las razones del éxito del bar y por la que va mucha gente. Aquí vienen unos ejemplos:


Tostada con queso de untar y pimiento dulce asado.


En lo que a segundos se refiere tienen varias opciones aunque los platos que más triunfan son los realizados con brasas. Se puede elegir entre cordero, churrasco o longaniza, todo ello a la brasa, o un plato mixto que incluye las tres cosas. La longaniza no es la mejor de la zona, y más si has estado en el salto de Bierge, pero al ser a la brasa está bastante buena y tierna. Las chuletas de cordero a la brasa siempre es un plato que cumple y quizás lo más destacado sea el churrasco, que suele ser tierno, jugoso y sabroso y con ese toque tan característico que las brasas dan a las carnes. Si no te gusta la idea de pedir el plato mixto, el de churrasco sea la mejor de las opciones.

Parrillada mixta de carne.

En postres suelen tener siempre alguno casero (mejor preguntar para no llevarse sorpresas). Nosotros aconsejamos el "pan carrera" que aparte de ser casero está especialmente bueno. Una especie de flan casero a base de pan con nata y caramelo.


Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 6
- Cantidad: 7
- Calidad: 6
- Precio: 6

Valoración global: 6. El servicio intenta ser atento pero quizás el tener siempre las mesas llenas no ayuda demasiado. Los primeros platos no suelen triunfar en exceso pero el "pica pica" lo arregla ya que son pequeños y buenos bocados. Las brasas, sobretodo el churrasco, ponen la puntilla a la comida y a la obligada visita a Aínsa.

martes, 30 de agosto de 2011

Los sitios cambian, la mar no.

Una de las paradas de "Infierno y cuchara" ha sido Santoña. Pueblo turístico del cantábrico muy conocido por sus conservas, sobre todo la anchoa, donde aparte de su gastronomía puedes visitar los fuertes construidos aquí para impedir el acceso a la bahía por la posición estratégica del lugar.
En este pueblo se encuentra el asador "Casa Emilia", lugar que nos sorprendió mucho en la primera visita hace ya unos años y que algún año después comprobamos que no siempre quien tuvo, retuvo.

Esa primera vez fue una auténtica comilona: pescado a la brasa, carne a la brasa, ensalada, el jarro de vino acompañando a la ocasión... La segunda se vio un giro radical que estaba más enfocado al turismo, al dinero fácil, a meter cada vez a mas gente comiendo, quitando comodidades y calidad del servicio. La cantidad y calidad de la comida siguen siendo la misma, pero se come en peores condiciones y cada vez a un precio más elevado. El precio de nuestra primera visita fue de unos 22€ por persona y la última unos 35€.
Eso sí, comer, lo que es comer, se come bien.

A los pies de la playa y junto a la plaza de toros puedes ver un establecimiento más parecido a un gran chiringuito de playa que a un restaurante al uso. Es fácilmente reconocible por tener las brasas en la puerta y mucha gente esperando (se recomienda reservar o ir pronto, si no es así, te tocará esperar aunque normalmente va bastante rápido). En el restaurante nos encontramos con unas mesas bastante grandes, como de merendero, manteles y servilletas de papel, jarras de vino y de sangría y sobre todo gente por todos los lados en mesas corridas... Si los merenderos y las aglomeraciones de gente no te gustan desde luego que este no es un lugar para ti.

Su especialidad son las brasas y la mayoría de platos pasan por estos ardientes troncos. Las sardinas son impresionantes, un autentico manjar, y es obligatorio pedirlas si pasas por aquí. Éste es el plato más famoso y destacado del asador, por eso es tan solicitado por las decenas de personas que pasan por ahí. Las carnes también son muy buenas aunque el toque de las brasas siempre juega en favor de las carnes. De todas maneras es más bueno el pescado que las propias carnes. En nuestra primera visita sirvieron un rape de los que no se olvidan.
Una consideración importante es que mucho de los precios están puestos por kilos y no sabes lo que te cuesta hasta que no te llega la cuenta. Aún con esos precios es interesante pasar por allí, aunque sea solo a comerse una ración de sardinas y beberse un buen vaso de sangría.

También venden conservas de su propia marca, aunque personalmente creo que, en calidad/precio, son de las más caras de Santoña, y dando un paseo las encontrarás mucho más baratas e incluso de mayor calidad.
Aunque, claro, unas anchoas se Santoña, son unas anchoas de Santoña.

Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 5
- Cantidad: 8
- Calidad: 7
- Precio: 4

Valoración global: 6. Sube mucho el nivel las brasas, las sardinas, la calidad de la comida y la ubicación al lado de la playa pero los precios cada vez son más elevados. El descuido en la calidad del servicio y en algunas ocasiones la excesiva aglomeración de gente hacen que este lugar vaya perdiendo puntos cada año que pasa.

viernes, 19 de agosto de 2011

Magia y mucha comida.

Siempre es bonito recordar las ciudades que visitabas cuando eras niño. Algunas de ellas dejan marca de una manera u otra.
Es el caso de Santiago de Compostela. Una ciudad mágica y encantadora. Tanto que, cuando piensas en sus calles, su comida, su catedral o sus gentes, te hace sentir eso que en Galicia llaman "morriña".
En mi recuerdo infantil tengo grabado la primera visita a esta ciudad donde nos metieron a comer en un pequeño restaurante de peregrinos llamado "Casa Manolo".
El restaurante tenía un comedor muy pequeño y en la entrada un mostrador donde se veía a Manolo (una persona amable y cautivadora) preparar la comida.
Las raciones eran inhumanas y desproporcionadas incluso para mí (que ya de pequeño era de buen saque).
Recuerdo raciones de caldo gallego que eran enormes cazuelas, costillares enteros o pollos asados. Todos los menús incluían un primer y segundo plato a elegir entre 10 o 12 platos (siempre los mismos), pan, bebida y postre, y si no recuerdo mal el precio rondaba las 625 pesetas.
Durante muchos años he estado pensado que quizás me impresionara tanto porque era un crío y que hoy por hoy, con lo buen fraile que soy, no me impresionaría tanto. Nada más lejos de la realidad.
El año pasado preparando una segunda visita a esta ciudad busqué información sobre otros sitios donde poder comer (aunque la visita a "Casa Manolo" era casi obligada) y me enteré que habían cambiado su ubicación. Seguía estando en pleno centro de Santiago, muy cerca del antiguo restaurante, pero en un local más grande, moderno y mejor decorado. Pensaba que ya no sería lo mismo, ni el precio, ni la cantidad y que, incluso, habían cambiado de dueño. Pero esa visita seguía siendo una cuestión personal.
Ahora, después de volver, si que estoy en condiciones de asegurar en este sermón que el precio sigue siendo muy razonable 8€ y que las cantidades siguen siendo muy grandes.
Recuerdo a un matrimonio francés haciendo fotos al filete y al lenguado porque no se creían su tamaño. El plato de pimientos de padrón es una bandeja entera y los platos de carne son enormes, por poner solo unos ejemplos.
Manolo sigue siendo el dueño y sigue igual de simpático que antes. A mi, personalmente, la calidad de la comida me sigue pareciendo buena (el caldo gallego está riquísimo) y más por ese precio y en esas cantidades.
Está claro que hay muchos sitios donde comer mejor comida tradicional gallega, pero no a estos precios, aunque también hay muchos sitios con precios similares, pero no con estas cantidades.
De todas maneras "Casa Manolo" es un excelente restaurante del menú del día, y yo se lo recomendaría a cualquier persona que visite esa mágica ciudad.

Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 6
- Cantidad: 9
- Calidad: 7
- Precio: 8

Valoración global: 7. Grandes cantidades de comida en pleno centro de Santiago de Compostela a un precio muy asequible. El único problema es que no se puede reservar y que va muchísima gente, pero merece la pena esperar. Para nosotros visita obligada en la ciudad.

miércoles, 17 de agosto de 2011

PAELLA (con mayúsculas).

Mucho antes de que se nos pasara por la cabeza empezar a plasmar en este blog nuestra obsesión gastronómica, ya teníamos como costumbre ir algún que otro jueves a comer la paella de Doña Taberna.

Aunque la puedes encargar cualquier día, los jueves forman parte del menú del día, a priori y visto desde fuera, puede parecer un menú del día con un precio elevado comparado con otros sitios, pero la calidad y la cantidad de la comida de Doña Taberna hace que no sea para nada caro.
Ya hablamos en su día de otra de las especialidades de este sitio como son los huevos rotos (que aparte de un artículo se merecen un monumento), pero en esta ocasión vamos a dar la importancia que se merece a la paella.
Esta paella de marisco es de inmenso sabor y no le falta nada más, ni cantidad, ni presentación, ni mucho menos calidad.
El arroz, casi siempre en su punto, va acompañado de todo lo que una buena paella de marisco pueda necesitar.

Paella (ración de menú)

Por ampliar un poco más cada punto:
Si hablamos de sabor, tiene exactamente lo que te esperas cuando pides una paella y que en muchas ocasiones echas en falta cuando te la comes. Cocinado con buen caldo y logrado el punto del arroz.
Mejillones, almejas, calamares, gambas.... variedad de productos que le dan gran sabor y que hacen que quede perfectamente cocinado.
Si hablamos de cantidad, el plato es lo suficientemente contundente, casi excesivo, como para que el segundo plato se haga duro de terminar (pidas lo que pidas de segundo será difícil que te equivoques).
La presentación es otra de las cosas que hacen de cualquier plato de este restaurante algo muy agradable. Tiene buena presencia siendo unas meras cucharadas de arroz.

Poco más se puede decir, excepto que si vas seguro que vuelves a repetir.

Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 8
- Cantidad: 8
- Calidad: 7
- Precio: 7

Valoración global: 7. Gran plato que puedes elegir en menú (jueves) o reservar tanto para comer en el restaurante o para llevar. Arroz en su punto y buen marisco. Ración grande.

viernes, 5 de agosto de 2011

Bonito lugar, sí señor.

Si lo que quieres es comer viendo unas magníficas vistas, darte un baño en un lugar exclusivo o incluso hacer algún deporte de aventura, una de las mejores opciones si estás por la zona es sin duda la de "El salto de Bierge".
Es un lugar de visita obligada que está situado a unos 2 kilómetros del pueblo de Bierge en la provincia de Huesca. El salto está señalizado desde la carretera con un cartel de parking, donde podremos acceder tanto al restaurante como a la zona de baño.
Hablando del restaurante... no esperes grandes lujos ni siquiera un buen servicio, solo grandes vistas (pide comer en la terraza si es posible) y sobre todo comer sencillo y bien en un marco incomparable.
El menú del salto se compone de unos entrantes fijos con una ensalada y de un segundo plato a elegir.
El precio ronda los 15€, precio más que razonable para la cantidad de comida y por el espectacular sitio donde estás.

La ensalada es bastante generosa, compuesta de lechuga, tomate de ensalada y tomates cherry, cebolla, atún, maíz, zanahoria y unas aceitunas de un sabor muy fuerte. En definitiva una ensalada sencilla pero agradecida.
Los entrantes empiezan con una bandeja de embutidos con jamón serrano, unas rodajas de salchichón y de chorizo que no destacan en ningún sentido y butifarra blanca y negra, que quizás sea lo más llamativo y lo que más puede gustar. A la ensalada y la bandeja de embutidos le sigue un plato de paté casero y crema de queso casera. Aquí se nota que cuando un plato es casero tiene calidad porque son dos de las cosas más ricas del menú. Muy buen sabor y una ración razonable para que comas, pruebes y repitas untando pan de tostada.
Otro de los aperitivos son las tortetas aunque aquí sólo ponen la blanca, producto típico de la zona realizado con manteca de cerdo (sangre de cerdo en la torteta negra), harina, especias, anís en grano, piñones, almendras y huevo. No nos atrevemos a asegurar que te vaya a gustar ya que en la misma mesa puede sentarse gente que lo vea algo exquisito y otras que no lo puedan ni probar. Tiene un sabor parecido, salvando las distancias, al de las tortas de chicharrón de Castilla, pero repetimos, salvando las distancias, que para nosotros son enormes.
Por último una pequeña ración de chorizo frito, de gran sabor pero de pequeñas dimensiones del que no se puede comentar mucho más.

Entrantes

Los segundos platos suelen gustar a todo el mundo ya que tienen cierta variedad. Son muy buenas y famosas las carnes a la brasa, además, tienes la posibilidad de ver como las hacen acercándote al asador del restaurante. También es muy bueno el bacalao al salto, muy sabroso y con sofrito de tomate y cebolla, uno de los platos preferidos del lugar.

Bacalao al salto

Para nosotros el plato que hay que destacar es: la longaniza a la brasa.
Impresionante. Mucha gente dice que es la mejor o una de las mejores que ha comido nunca.
La longaniza de la zona está compuesta por carne de cerdo bien picada, un poco de pimienta, sal, ajo, vinagre, orégano, nuez moscada y otras especias naturales
Está hecha con muy buena carne y cocinada en su punto, muy jugosa. Viene acompañada de pimiento y patatas fritas. Riquísima.
La ración es generosa y después de los entrantes puede resultar algo pesada aunque todos los segundos son platos bastante abundantes.

Longaniza a la brasa

Otras opciones en los segundos platos son: churrasco y cordero a la brasa, o guisos como callos y manitas de cerdo.

En los postres no tienen nada destacable porque suelen ser postres como helado, fruta, etc. Lo único casero es el flan y el más solicitado es el "Filiberto" que está compuesto de helado de nata, yogurt y sirope de fresa. Buen postre para terminar la comida.

Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 4
- Cantidad: 6,5
- Calidad: 6,5
- Precio: 7

Valoración global: 6,5. La comida es buena, sobre todo las carnes. El restaurante está en un lugar privilegiado y si tienes la suerte de comer en la terraza seguro que hasta te sabe mejor la comida. Cantidades razonables y el servicio en ocasiones no está a la altura del lugar.

martes, 2 de agosto de 2011

El punto de las pastas.

Siempre es fácil encontrarse algún restaurante italiano en cualquier ciudad de España. Eso sí, la calidad varía, y mucho.
En este caso visitamos el restaurante "Del mercato" que está situado en la Plaza López Allué (Plaza Mayor) de Huesca, antigua plaza del mercado que ha sido recientemente remodelada. Está en pleno centro de la ciudad así que podemos disfrutar de una zona repleta de bares y restaurantes.

Como decíamos, la calidad varía, pero en este caso podemos confirmar que "Del Mercato", de calidad, va sobrado.
El restaurante está bien decorado, al estilo rústico. En la planta superior existe una pequeña barra donde sirven cafés, cañas o tapas y si queremos comer o cenar podremos disfrutar de su bonito comedor de piedra situado en la planta baja.
La carta no dista mucho de otros restaurantes temáticos pero tienen una mano especial para las salsas y para las propias pastas.

A nuestro juicio es imprescindible probar el "Carpaccio de ternera". Es un plato exquisito que va acompañado con un poco de ensalada, queso parmesano y algo que acompaña perfectamente a la carne y que no es muy normal verlo; champiñones crudos. El conjunto es un sabor intenso por el gran sabor del queso y una textura suave por la propia carne y por la salsa tártara que acompaña a ésta.

Carpaccio de ternera

Las combinaciones posibles entre pastas y salsas son variadas. Pasta fresca, rellena, pasta seca... Y en cuanto a las salsas podemos elegir entre setas, vegetales, al pesto, carbonara, quesos... Un pequeño fallo es que no tengan ninguna picante.
Una combinación que siempre resulta estupenda son cualquiera de sus pastas frescas acompañadas de la salsa "Tartufo e funghi". La salsa tiene un sabor suave y, aunque a veces pueda resultar algo espesa (cuando está fría), es de las mejores de su carta.

Tagliatelle con salsa Tartufo e Funghi

Hemos probado casi todas las salsas y todas son excepcionales, aunque, para gustos los colores.
Se puede compartir también una buena fuente de gnocchis. La salsa tartufo e funghi o carbonara le viene muy bien a este tipo de plato y el pan "focaccia" es un complemento ideal para empujar la pasta a nuestro cubierto.

Gnocchis con salsa carbonara

Las raciones van en fuentes y son bastante grandes, así que la mejor opción es la de compartir. Si pedimos un entrante como el Carpaccio, una ensalada y un par de pastas, no nos quedaremos con hambre; asegurado (para dos, claro).
Por supuesto, todo esto lo podemos "mojar" con un buen vino lambrusco. Además, la botella suele llevar un abrigo de hielo que hace que el vino se mantenga siempre fresco.
Los postres son estupendos, sobre todo la "panna cotta" que es una especie de flan aunque con una textura más parecida a la de la gelatina. Su sabor es más lácteo y, por tanto, más suave.

Así que, ya sabéis, si estáis por la zona, "Del Mercato" es un buen restaurante en el que podemos comer variado y bien.
El precio no es elevado (unos 20-25 euros por persona) y el servicio es atento y educado.

Agradable este sitio, sí señor.


Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 6
- Cantidad: 6
- Calidad: 7
- Precio: 6




Valoración global: 6,5. Buena elaboración de las salsas y buen punto en pastas. Variedad. Servicio educado. Bonito lugar.

lunes, 25 de julio de 2011

Carnes de Oro.

El restaurante "La Chuleta" tiene ya ganada una merecida fama por toda la zona de Navas de Oro y un gran reconocimiento por su buen hacer, sobre todo con las carnes.

Los que hemos ido y repetido muchas veces hemos visto el cambio que ha sufrido el restaurante tanto en apariencia, comodidades o servicio, pero nunca en calidad.
Si es la primera vez que vas, es casi obligatorio pasar por el pueblo de Coca (que está a unos 9 km) y visitar su hermoso castillo. Sino, puedes ir directamente a "La Chuleta" y comerte el chuletón de añojo a la brasa, que es su plato estrella.
Si tienes la ocasión repetirás (estamos seguros), y en ese caso puedes probar otras carnes como el solomillo o las chuletillas de cordero a la brasa. Unos platos muy sabrosos no sólo por la excepcional calidad de su carne sino, también, por el buen punto de cocinado que dan a todas las carnes.
Las piezas de carne no son excesivamente generosas así que aconsejamos pedir también alguna ración de primero. Cualquiera de sus estupendos revueltos, el pulpo a la gallega o las gambas al ajillo (espectaculares) son opciones totalmente válidas para acompañar a cualquiera de sus platos de carne.
Si se quiere algo realmente tradicional podemos probar el chorizo o las tajadas de la olla, aunque si elegimos acompañarlo con un chuletón quizá resulte demasiada carne.
A una buena carne no le puede faltar una de las ensaladas que nos ofrece la casa y, por supuesto, las patatas al ajillo. Estas patatas son un autentico manjar. Caseras, con sabor a ajo y exquisitas. Hasta el día de hoy no hemos encontrado nada que acompañe mejor a un buen chuletón.

Los postres son todos caseros y muy buenos. Destacan cualquiera de sus mousse aunque las natillas tienen también buena aceptación.

El servicio es amable, el lugar acogedor y la calidad extraordinaria.
No te defraudará aunque, por poner un defecto, los precios no son los más baratos de la zona.
De todas maneras, ¿quién no se merece algún homenaje de vez en cuando?

Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 6
- Cantidad: 7
- Calidad: 9
- Precio: 6

Valoración global: 7,5. Carnes excelentes cocinadas en buena brasa. Variedad de productos (ensaladas, raciones, etc) aunque precio un poco elevado para no ser piezas de un gran tamaño.

martes, 19 de julio de 2011

Un lugar de otro tiempo.

¿Sabéis ese tipo de bar que tiene un encanto especial porque parece que no pasa el tiempo dentro de sus muros? Pues "Casa Mingo" es uno de ellos.

Es una taberna restaurante que podríamos situar perfectamente en Asturias pero con un ambiente donde se respira ese aire castizo tan típico de Madrid. Impresiona entrar y ver una gran pared repleta de botellas de sidra (una de sus especialidades), toneles de madera, bullicio, etc... Son esas cosas las que te transportan a otra época, otra manera de ver la comida e incluso la vida.
La taberna está siempre hasta los topes ya que sus pollos asados para llevar generan colas que llegan hasta varios números atrás de la Calle Florida.
La zona no es típica de tapeo, pero es recomendable pasar por ahí y dar un paseo por el Manzanares, la casa de campo o visitar la Puerta de Vicente situada enfrente de la estación de metro "Príncipe Pio".
Tiene especialidades típicas madrileñas (como los callos), aunque el bar tiene un aire asturiano (sidra, cabrales, cocido...) que no pueden negar.

Nosotros queríamos probar el plato que ha hecho tan famoso a este bar madrileño: el pollo asado a la sidra.
También probamos varias raciones para poder degustar platos y valorar la calidad de los mismos.
La ensalada no es un plato muy especial, se le dan mejor las carnes, carnes como el lacón. Mucho más bueno de lo que en un principio pensábamos. Buena carne y preparado con pimentón, al estilo gallego.
El chorizo a la sidra no era nada espectacular. Tierno y con sabor, sí, pero poco más.
El queso de cabrales estaba riquísimo. A nuestro juicio, la mejor ración de todas. Es muy fuerte, pero si realmente te gusta el queso debes probar una ración de éste para acompañar con un poco de pan. No te defraudará.
Y el plato fuerte, el pollo asado. Sinceramente nos esperábamos algo mejor dada la fama y el revuelo que despierta (sobre todo los fines de semana). El pollo está sabroso ya que lo asan a la sidra, la ración es grande, pero no tiene mucho más de especial.
El precio es un tanto elevado si vas a comer en mesa, aunque si tu elección es la barra, baja el precio considerablemente.
Aquí la tabla de precios.

Si tienes ocasión no puedes dejar de ver este precioso restaurante y por supuesto tomar una de sus típicas sidras o un buen pollo asado.

Ahora sí, mira el reloj y comprueba que ha pasado el tiempo; o no.

Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 4,5
- Cantidad: 5

- Calidad: 6

- Precio: 5

Valoración global: 5. Precioso restaurante con varias raciones típicas que, aunque buenas, nada de especial. Hay muchísima gente, lo que hace que el servicio, con muchísimos camareros, flaquee un poco.

martes, 12 de julio de 2011

No sólo hay cochinillo en Segovia.

Patos, patos y más patos. En Samboal (y en toda la zona del Carracillo) los llaman "parros", aunque no deja de ser lo mismo.

Antiguamente había muchas lagunas y humedales por toda región en las que la gente de los pueblos se dedicaba a criar patos. Así que, de comer patos, algo saben.

Esta vez visitamos el Merendero Terencio. Un asador de patos situado en el pueblo de Samboal, en la ribera de un río, con mucha vegetación, pista de tenis... buen sitio para ir y gozar de un alegre fin de semana.
El merendero abre los fines de semana en invierno y toda la semana en verano. En esta época los fines de semana está siempre lleno así que es aconsejable reservar porque es difícil encontrar sitio entre tanta familia dispuesta a disfrutar del río y, cómo no, de la comida.
El sitio cuenta con un horno de leña peculiar ya que tiene una abertura en el centro por donde sube directamente el fuego de la leña, que está situada en una cavidad inferior, algo poco usual en los hornos tradicionales.
El dueño nos explicó los secretos en su manera de asar y las diferencias con otros asadores, aunque le guardaremos el secreto profesional, por supuesto.

Nosotros abrimos apetito con una ensalada típica, sin ningún misterio. Eso sí, nos resultó especialmente buena, siendo que solo tenía los tres ingredientes que no pueden faltar en una ensalada: tomate, cebolla y lechuga.
Entre vino y vino, fue cayendo la noche y poco después aparecieron los primeros patos en una típica cazuela de barro.
Éstos no tenían ningún acompañamiento, ni cebolla asada, ni manzana, nada. Solo pato. Buen pato.
El pato en sí está muy bien asado, con un adobo especial que le da un sabor característico.
En el horno pierde la grasa y se asa en su propio jugo mezclado con el adobo, así que queda la carne tierna y jugosa. La piel queda suelta y con muy buen sabor.


Es un plato generoso, con lo que no recomendamos comer más de medio pato por persona (como mucho).
De todas maneras, los días en los que no hay mucha gente en el merendero es posible que tenga varios patos asados o a medio asar para la gente que va llegando, así que es probable que te encuentres con un pato algo recalentado o reseco (o puede que no), por eso es mejor ir sábado o domingo porque no paran de entrar y salir patos recién asados de su típico horno.

El servicio es rápido y el precio asequible (22€ por pato). Las raciones y ensaladas son generosas y el sitio sin ningún lujo pero bonito.

¡Id y comed antes de que vuelen!

Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 5
- Cantidad: 6

- Calidad: 7
- Precio: 6

Valoración global: 6.  Sitio bonito aunque no muy cómodo. Mucha cantidad. Bien asado.

miércoles, 29 de junio de 2011

Los mejores huevos rotos de España.

Eso afirma un cartel situado en la barra de este excelente bar-restaurante.
Doña Taberna. Ése es su nombre. Nos atreveríamos a decir que se debería llamar Excelentísima Señora Doña Taberna porque es un lugar especial, de los que se sale contento una vez hinchado el estómago; feliz.
Restaurante situado en Huesca, cerca del Parque Miguel Servet, en la Avenida Juan XXIII.

Como hemos dicho, es un sitio especial, no sólo por su excelente marisco, ni por sus apetecibles raciones, sino también por el esmero, gusto y acierto con el que preparan cualquiera de sus platos.

Esta vez hablaremos de uno de sus platos estrella: los huevos rotos.
Excelente plato con el que quedarás encantado si te gustan todos sus ingredientes.

Es un plato muy contundente, así que recomendamos compartirlo entre dos o tres personas (es todo un reto comérselo uno sólo) y antes o después elegir una buena ración o alguna de sus grandes ensaladas.
Se pueden elegir varios complementos para acompañar el plato: huevos rotos con foie (a nuestro gusto, la mejor elección), huevos rotos con jamón, huevos rotos con longaniza o una mezcla de todas las anteriores (también una muy buena opción).
El plato en sí se compone de una capa de patata que sin llegar a ser puré se aproxima mucho a esta textura. Esta primera capa hace de nido para un exquisito revuelto de trufa negra que aporta el sabor característico de este producto y enriquece el resultado final del plato.
El nido es tapado con otra capa de este "puré", seguido de unos huevos fritos que, normalmente, no están muy hechos para que se pueda hacer honor al nombre del plato, romper el huevo y que éste empape bien el plato con toda la yema.
Por encima viene el complemento que se haya elegido. Nosotros preferimos el foie porque le da muchísimo sabor y acompaña muy bien a la textura del plato.
El jamón ibérico también es una buena opción, pero la longaniza, al estar frita, suele tener una textura menos tierna para un plato que pide pringar el pan y no masticar mucho más.
Este restaurante se caracteriza por los detalles y por el buen gusto y, para no ser menos, terminan el plato con un chorro de aceite trufada y unas virutas de una trufa que añaden cuando te ponen el plato en la mesa.
El colofón a un plato que no deja indiferente a nadie.

Huevos rotos con foie y jamón

Recomendamos encarecidamente que si estáis por la zona no dudéis en visitar este restaurante, uno de nuestros preferidos, y disfrutar de lo que es una buena comida.

Se puede comer una ensalada, una buena ración y un plato de huevos rotos con vino y postre por algo más 20€. Nada caro para la calidad de sus platos.

Nosotros, mejores no hemos probado.

Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 8
- Cantidad: 9
- Calidad: 9

- Precio: 7,5

Valoración global: 8,5.  Gran cuidado en los platos. Bien cocinado y excelentes ingredientes. Buen servicio. Calidad.

miércoles, 1 de junio de 2011

La ruta de "Infierno y cuchara.".


En este mapa interactivo vamos actualizando todos los sitios que hemos visitado. Buscad bien.

martes, 24 de mayo de 2011

Bar Mianka, ¡esas patatas!

El bar Mianka es un bar situado en el Paseo Renacimiento de Valladolid. En un bonito y tranquilo paseo a las orillas del río Pisuerga, cerca del Puente Mayor, entre el parque de las Moreras (con su playa) y el parque Ribera de Castilla.

Sitio excelente para pasar un buen día de vermut, una tarde de tapeo o una cena informal.
Tiene una gran terraza y dos comedores, uno a pie de barra y otro en la planta inferior. El servicio puede llegar a ser un poco pesado ya que insisten en que pruebes toda la variedad de carta, pero es muy atento y simpático.
El bar posee una gran diversidad de tapas tanto frías como calientes. El abanico es impresionante. Toda la barra está repleta de tapas y es hasta difícil saber cual elegir incluso conociendo tus propios gustos. Tiene desde las tapas más tradicionales a otras que mezclan varios productos que dan una sabor original a cada tapa. Cabe destacar que los precios son muy variopintos y puedes degustar cualquier tapa "especial" por un poco más de dinero o cualquiera típica si no quieres gastar mucho.

Si vais a cenar, es muy recomendable pedir la típica "rueda de tapas" que consiste en una bandeja repleta de pinchos tanto fríos como calientes, partidos (para compartir) y listos para degustar que aseguran originalidad, variedad y buen gusto. También tienen otro tipo de ruedas (más conocidas como tablas) por si no te convencen los bocados "pequeños". Este tipo de tabla cambia un poco porque en vez de ser de tapas es de calamares, croquetas, langostinos, chuletas, chorizo, etc. Algo más consistente.
Al ser un lugar muy frecuentado, las tapas están recién hechas prácticamente durante todo el día, incluso en la cena. Los postres de la misma también son muy solicitados. En las cenas regalan unos chupitos de mora con nata y canela.

Es obligatorio probar las "patatas de la casa", ya sea en aperitivo o acompañando la cena, ya que es uno de los mejores platos que nos encontramos en este excelente bar.
Es su especialidad sin lugar a dudas. Unas patatas con un tipo de corte entre "a lo pobre" y "chips" pero un poco más grueso para que no se lleguen a dorar y queden totalmente jugosas. Cocinadas excelentemente y acompañadas de una especie de salsa mayonesa de ajo y pimentón dulce espolvoreado. Plato sencillo pero exquisito que puede servir como aperitivo, entrante, primer plato o como simple capricho.
Nos recomendaron el bar por sus patatas y no nos defraudaron. De hecho, han sido las culpables de que escribiéramos este artículo.

Si tenéis oportunidad, no hay excusa; probarlo.


Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 5
- Cantidad: 6
- Calidad: 7
- Precio: 6


Valoración global: 6.  Gran variedad de tapas, exquisitas patatas y originales ruedas, aunque alguna ración se queda algo corta. Buen servicio y precio asequible para un buen tapeo.

viernes, 20 de mayo de 2011

Sentado también se reza.

Lo volvimos a hacer.
Esta vez ya íbamos con la idea de NO comernos todo ya que la experiencia anterior no fue del todo gratificante, físicamente hablando.
Movidos por nuestro fanatismo decidimos esta vez apostar por un restaurante con nombre sugerente: El mesón de los 20 platos (aunque en realidad se llama "El mesón").
Es un restaurante situado en la localidad de Almonacid de la Sierra, Zaragoza. Antigua comunidad árabe y actual tierra de vinos. Casas con decoración mudéjar y calles estrechas muy acogedoras.

Ante semejante reto miramos información por Internet y descubrimos que era poco menos que ir a la guerra.
Todo el mundo hablaba bien de él; mucha cantidad, comida casera, no mal trato... Así que no se hable más, a comer!
El mesón tiene un comedor enorme, aunque casi siempre está lleno de gente, por eso aconsejamos reservar. Mesas de todos los tipos, 2, 5, 15, 20 personas... Y un servicio muy rápido, casi excesivo.

Antes de que decidas si quieres menú, carta o el famoso "Menú de los 20 platos" ya tienes el primer plato en la mesa: una gran cazuela de sopa de cocido. Por supuesto, puedes echarte toda la sopa que desees, aunque no es aconsejable sabiendo lo que viene después.
Aquí es donde viene el camarero/a para preguntar qué es lo que quieres comer. Sin dudar, elegimos el famoso menú.

En todos los platos ponen cazuelas gigantes, para que puedas servirte lo que quieras. Es un gran acierto porque puedes ir picando lo que te venga en gana pero los platos van rotando por todas las mesas para ir aprovechando hasta el último gramo. Eso es algo que no a todo el mundo le parece bien.

Pero no hay vuelta atrás. Aquí llega el gran reto: dar comienzo al festín.

1- Sopa de cocido: Muy aguada y con poco sabor, pero bueno, como regalo de bienvenida se puede aceptar.


2- Cocido de garbanzos: Empezamos con ilusión y ganas con un excelente cocido de garbanzos completo: oreja, morcilla, longaniza, tocino... Gran sabor, añejo, buena carne. Nada pesado, perfecto. Y sin duda fue uno de los mejores platos.


3- Judías Blancas (junto con un bote de guindillas gigante): no es un plato que nos encantara. Estaban algo sosas e insípidas, les faltaba algo acompañándolas para notar un poco de sabor. Como curiosidad, te ponen un bote de guindillas de tamaño industrial que aportan un poco de gracia a las judías.


4- Menestra de verduras: muy típico, nada especial, aunque era completa y estaba bien preparada.


5- Tomates abiertos: los tomates eran grandes y coloridos, pero no de un gran sabor. Bastante duros también, aunque coger un buen tomate puede ser cuestión de suerte.


6- Huevos rellenos de atún: buen sabor del atún, aunque casi se podría considerar como tapa en vez de plato. Nada especial.


7- Paella: te plantan una paellera enorme encima de la mesa. Como hemos comentado antes, los platos van rotando de mesa en mesa y estaba incluso un poco pasada. De todas maneras la paella es mixta y bien cargada. Aceptable y muy grande, pero en otra liga diferente de las grandes paellas.


8- Pimientos verdes fritos: el nombre lo dice todo.


9- Pollo frito: muslos de pollo frito. Este plato siempre cumple.


10- Croquetas caseras: muy muy buenas. Con gran sabor a carne de cocido (posiblemente aprovechado del plato nº2). Quizás junto al cocido sean los platos mejor preparados.


11- Morcilla: por la zona norte y noreste de Aragón hace unas buenas morcillas. Ésta no era de ahí. Y mucho menos de Burgos, donde hacen las mejores morcillas de España. Sin comparación.


12- Longaniza frita: Uno de los productos más típicos de Aragón que a la gente siempre gusta. Aquí vemos la longaniza con todos los anteriores platos.


13- Salchichas con tomate: salchichas de carne caseras. Buen sabor y con una salsa de tomate muy rica para el poco pan que pusieron (se puede pedir más si se quiere).


14- Lomo a la riojana: lomo muy seco. Ayudaba mucho la salsa para poder pasarlo.


15- Pavo guisado: dos buenas patas de pavo con una carne muy jugosa. Bien preparado.


16- Conejo guisado con salsa de almendras: No es nuestra carne preferida, pero quizás mejor que la de la anterior experiencia.


17- Champiñones rellenos de jamón: muy buenos. Otro de los platos estrellas. Champiñones de mucho sabor, bien preprados y acompañados de un buen jamón para completar un gran bocado.


18- Ciervo guisado con patatas: carne de sabor intenso pero algo seca para ser un guiso.


19- Albóndigas de ciervo al vino: enormes, del tamaño de un puño. Casi para compartir a estas alturas. Demasiado sabor a vino, prácticamente inapreciable el sabor de la carne de la albóndiga.


20- Rabo de ternera guisado: uno de los platos estrellas del menú a priori pero una de las grandes decepciones a posteriori. Falta de sabor y de elaboración.


21- Jarretes guisados a la jardinera: muy ricos. Sabor excelente, tiernos y jugosos.


22- Caracoles con tomate: en este plato siempre hay confrontación. A quien le gustan los caracoles, los adoran; a quien no, los odian. En este caso el plato no pasó el corte. Nada especial y preparación discreta.


23- Langostinos cocidos: de gran tamaño. Muy salados. Lo mejor fue la mayonesa para huntarlos. Aquí el teléfono ya se quedaba sin batería.
24- Espárragos: enormes, tiernos y sin hebras. Buenísimos. Un 10.
25- Un queso curado: te ponen el queso con una guillotina y comes lo que quieras. El queso estaba algo seco dado el tiempo que llevaba empezado. Esperábamos algo mejor.


26- Un jamón: lo mismo que el queso. Ponen el jamón entero pero dado los "viajes" que hace estaba muy seco. Un jamón siempre es buena opción, pero éste ya estaba "en los huesos".


27- Botella de sidra: qué decir... Una botella de sidra "El Gaitero" entera para que te sirvas lo que te apetezca. Con dos copas es suficiente para poder empezar a bajar toda la comida.


28- Melocotón con vino: un gran balde con melocotón con vino. Nada misterioso aunque estaba muy rico.


29- Comtessa: prácticamente una Comtessa entera para cada uno. Se agradece algo frío después de una comilona como ésta pero quizás el tamaño es excesivo. Nosotros, que nos gustan los excesos, pudimos con ella. Ojo con el detalle de la bengala.


30- Vino "de joder": un curioso porrón de barro con forma de guardia civil en el que se bebe un vino rancio para eso, para joder. Tenéis que ver la leyenda que está escrita en la parte de atrás. Gracioso.
31- Regalo de botella de vino: una vez pagada la cuenta te regalan una botella de vino de la zona. Un gran detalle.

Esta experiencia fue mucho más gratificante, solo físicamente, que la anterior (esta vez no tuvimos que rezar).
Aprendimos la lección y esta vez fuimos probando de todo sin hartarnos de nada.
De todas maneras; el restaurante está muy bien. Comida casera y en cantidades industriales. Quizás lo que le falle es el servicio que, aunque son muy atentos, son excesivamente rápidos. Algún plato no pasa el corte pero otros tienen un sobresaliente.
¿El precio? Todo esto que hemos explicado os lo podéis llevar en el estómago por 26€, bebida y pan incluidos (sin café). Nada caro para la cantidad que ponen.
Un sitio muy recomendable. Recordaréis esta experiencia durante mucho tiempo. Asegurado.

Sin rezar volvimos a casa, eso sí, como dios.

Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 4
- Cantidad: 10
- Calidad: 4
- Precio: 7

Valoración global: 6. Muchísima cantidad pero con pocos platos a destacar. Servicio no muy atento y demasiado rápido. Precio muy bueno para toda la comida y detalles (regalo de botella de vino incluida).