martes, 15 de mayo de 2012

Arroz del bueno y sin pimentón, gracias.

No somos asiduos a las ofertas del tipo "cupón descuento", pero bueno, éste tenía buena pinta.
Era un menú con 2 entrantes, un plato principal (arroz caldoso con bogavante y nécora) y postre.
Algo que no podíamos dejar escapar. Y menos mal.
El sitio en cuestión es un restaurante valenciano especializado en arroces; "Vent a mar" es su nombre.
El restaurante está situado en el centro de Zaragoza, en una calle famosa por sus innumerables bares de tapas, tipo Calle Laurel de Logroño, salvando las distancias, que son enormes.
El lugar, sinceramente, es algo austero. No hay ninguna separación entre la barra del bar y el restaurante. Las mesas son algo pequeñas y las sillas un tanto incómodas. Incluso es posible que se te acerque algún amable vendedor callejero ofreciéndote relojes o pulseras. A nosotros no nos importa pero es algo que, a mucha gente, puede molestar. 
Como somos de buen comer, decidimos que lo mejor sería pedir alguna ración aparte del menú.
Nos aventuramos con unas gambas al ajillo y unas bravas caseras picantonas. 
La ración de gambas no fue nada especial y tuvo un gran fallo: no seguir la ley de las gambas al ajillo. Sí, esa ley que dice que se deben servir en plato de barro muy caliente y con guindilla. Y eso es así.
¿Las bravas? Nos entretuvieron intentando descifrar su ingrediente secreto: el pimentón. Pero nada más.
Antes de las raciones de nuestro menú nos pusieron un plato de pan tostado con pimentón y aceite. Bueno.

Más tarde no pusieron los entrantes del menú. Un plato de cazón en adobo casero (pimentón otra vez), enharinado y frito.
Se notaba que lo acababan de sacar de la freidora. No sólo por su temperatura, sino por su gran cantidad de aceite. En los fritos somos partidarios de dejar escurrir un poco el aceite para que no se coma el sabor del producto y guste más al paladar. Aún así, estaba realmente bueno. Era una carne tierna, sabrosa y sin espinas, aunque el pimentón empezaba a hartar (y aún quedaba...).
Después vino una fuente generosa de mejillones a la esencia de pimentón. Con mucho caldo (aguado), pero con buen sabor. Pasables.

Ahora viene el plato gordo. El arroz caldoso con bogavante y nécora. Aunque fijaos en la variedad que tienen...




Nos sorprendió muy gratamente. De hecho, podemos decir que es uno de los mejores arroces que hemos probado.
La cantidad era enorme. Una gran cazuela para tres, en la cual pudimos repetir 3 veces por persona. Sí, tres veces.
El arroz estaba delicioso. En su punto, caldoso pero sin estar demasiado líquido y con muchísimo sabor.
No escatimaron en ingredientes: gambas, mejillones, nécoras, bogavantes, almejas... Todo buenísimo.
Los bogavantes eran especialmente grandes, al igual que las nécoras, lo que nos hace suponer que ése fue su gran acierto, ya que los ingredientes habían soltado todo su sabor para que el arroz y el caldo se empaparan de éste.
Y así fue. Una vez hecho, el sabor debe estar en el arroz y no en el bogavante.
El caldo estaba ligeramente espeso, también en su punto. Teníamos que contener las ganas de mojar todo el pan. Y repetíamos, y repetíamos... Incluso bromeábamos con la posibilidad de pedir otra cazuela. Ganas no faltaron.

Fijaos por donde llega la marca del arroz...

Ah! El postre! Da igual, esa misma noche, en la cama, de lo que nos acordamos fue del delicioso arroz... y del pimentón.

Puntuación (1 a 10):
- Servicio: 5,5
- Cantidad: 7,5
- Calidad: 7,5
- Precio: 6,5

Valoración global: 7. Especialista en arroces (caldoso con bogavante buenísimo). Gran cantidad y calidad en el arroz. Visto lo visto, las raciones son totalmente prescindibles. Lugar algo sobrio (más cerca de tasca que de restaurante).

2 comentarios:

  1. Cuando entras al restaurante te dan ganas de irte, pero cuando terminas de cenar, quieres volver. Está riquísimo!!

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  2. Tipico local ninja que engaña, muy buena pinta

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